Caraqueñidad | Del Dr Paco Diez a la Dra Josefina Boza
De cómo el modernizador del baloncesto nacional fue objeto de estudio, pesquisa y análisis, para lograr una tesis doctoral en la que se desarrolla una historia de amor, resiliencia, entrega, formación, unión familiar, disciplina, pedagogía, dolorosas pérdidas inesperadas, derrotas y un montón de logros con sueños que están aún por cumplirse porque, entre otras conclusiones, quedó claro que este largo juego continúa…
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Hubo que esperar 3 tiempos extras para tratar definir un cerrado juego que funde elementos propios del baloncesto con lo académico y lo netamente humano; partido este, sin dudas, atípico porque se desarrolló en diversos escenarios, con distintas nóminas de jugadores, y con insospechadas e influyentes ausencias repentinas.
Ha sido un largo juego desarrollado en épocas disímiles que se fueron “entretejiendo” hasta parir como resultado intelectual un documento de casi 400 páginas graficadas que atesoran la vida de “Francisco Paco Diez Escribano, de niño migrante al Salón de la Fama del deporte nacional. Su historia de vida”, con la cual la profesora Josefina Boza de Diez –cónyuge del “sujeto en estudio”– logró el título de Doctora en Cultura y Arte para América Latina y El Caribe, otorgado por el Instituto Pedagógico de Caracas.
Los árbitros que el pasado jueves 2 de octubre pitaron el inicio del simulado encuentro de baloncesto, fueron los doctores –miembros del honorable jurado– Argenis Rodríguez (Universidad de Rioja, España), José Gregorio Viloria (Unimar, Nueva Esparta), Noemí Durán, Gloria Larrazábal y la tutora Silvia Coromoto Gómez (doctoras de la UPEL). Al final aprobaron el trabajo que resumió, con excepcional capacidad de síntesis, 82 largos años de vida en apenas 45 minutos y un poquito más.
Cambios de ritmo, propios de la rigurosa metodología y de mínimos detalles técnicos, no fueron agentes de entropía en el mini auditorio Simón Bolívar del IPC –abarrotado por familiares, profesores, jugadores, entrenadores y periodistas– donde se interactuó con más de 35 personas conectadas vía zoom desde Polonia, España, Estados Unidos, Perú y Nueva Esparta.
En su oratoria –que entrelaza con lectura innecesaria porque ella se sabe eso de memoria– la aspirante al doctorado convida a la audiencia a escudriñar el complejo andamiaje del árbol genealógico de su esposo. Los nervios, lógicos del crucial momento, se solapan frente el bagaje acumulado durante sus años de docencia. Desliza ardides pedagógicos, rompe imperceptiblemente el protocolo y toma el control. En su explicación crea una historia imposible desligar de la ficción. Cualquiera podría comparar aquello con las intimidades de Úrsula y el Coronel Aureliano Buendía, quienes, guiados por la magistral pluma del “Gabo”, salieron de Macondo y hablaron idiomas ajenos mientras se paseaban por el mundo hasta asentarse en Estocolmo para adueñarse del Nobel de literatura. Entonces, aunque sin realismo mágico ni otros recursos, el paseo de los Diez Escribano –leimotiv del estudio– relatado en sencillo e inteligible castellano, va en sentido contrario, desde el Viejo Continente hasta América del Sur. Desde la natal Montauban de Paco en Francia, hasta Caracas. Allí se rememoran los sinsabores de sus ancestros, desplazados por las imposiciones de la Segunda Guerra Mundial y de la Guerra Civil Española, dos mordiscos del destino que tallaron con resiliencia el crecimiento de Paco, quien superó el hándicap de adolecer de ciudadanía y nacionalidad para, luego de aprobar las necesarias pasantías por destinos como Islandia y Puerto Rico antes de llegar a Venezuela, mutar en el más auténtico hijo ilustre de Sarría, Caracas.
Audiencia de lujo
Las periodistas Ivette Borges y Magally Issa, así como Irving Guanipa, Orángel Balza, Julio Barazarte y Alvis Cedeño –en estricto orden de talla– cubrieron todo el encuentro. Igualmente, estuvieron, en calidad de espectadores, jugadores de distintas generaciones como Freddy Guerra, Johán Perozo, Aluirson Áñez, Martín Escobar y Víctor David Díaz, entre otros. Con ellos, las profesoras Elizabeth Mijares, María Isabel López, Iris Obelmejías, Gloria Guilarte y la Dra Luisa Rodríguez, junto a los profesores Robert Rodríguez, Alexánder Lugo (director del sistema musical Alma Llanera), Ángel Flores, Luis López y Hernán Hernández; todos de la gran familia del deporte venezolano como la gimnasta Gabriela Zambrano y la mítica atleta Adriana Marchena, además de las amigas Elizabeth Derett y Evelyn Castro, allegadas a los Diez Boza. Por normas del jurado hubo que evacuar la cancha imaginaria, mientras deliberaban para dictar el veredicto que otorgó mención publicación…
Así la profesora Josefina Boza logra el doctorado –cuya presentación fue dedicada especialmente a su hijo Paquito y al amigo y profesor Juan Rodríguez, quienes desde el Cielo la guían– en el que enaltece la hoja de vida de un ser humano que junto a ella conformó su equipo ideal: la familia Diez Boza. Su tesis, desde lo puramente epistemológico, es una radiografía de ese migrante que drenó inquietudes, espíritu de superación y condiciones físicas, a través del deporte, como jugador, entrenador, docente, dirigente, gerente y coordinador de todas las instancias que el baloncesto nacional ha requerido…
Luego de la aprobación, mientras agradeció a la vida, a la audiencia, a la tutora, a los jurados y a la propia Josefina, Paco Diez, “sujeto de estudio”, citó como testigo a otro presente, Néstor “MamaOsa” Salazar. “Este juego no se acaba, porque todos los días me reinvento con él para llevar, a través de la Asociación de Distrito Capital, baloncesto a 108 clubes, a 108 barrios. De allí algo vamos a lograr, porque siempre seguiremos soñando”, puntualizó, visiblemente emocionado el especial niño migrante, con merecido sitial en el Salón de la Fama del Deporte Nacional desde 2011, año en el que además recibió el Doctorado Honoris Causa en su Alma Máter, el IUPC.
Sin dudas, la vida de Paco Diez abarca diversas aristas en las que se mostró triunfador, y aunque su performance no acumula el mayor número de juegos ganados en el tabloncillo, los compensa con los alumnos formados por su indetenible siembra pedagógica. Tal como aseveraron algunos de los jurados, el legado del sujeto en estudio ha proyectado la educación física como elemento de inclusión porque llevó la academia al barrio y demostró que no se trata solo de la cancha, una pelota y sudor, sino de formación ciudadana.
¡Enhorabuena!
Luis "Carlucho" Martín
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